ANTÁRTIDA - EXPLORACIÓN - EXPEDICIONES: Robert Falcon Scott 1911 - 1ª parte

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Antártida

EXPLORACIÓN - EXPEDICIONES

Robert Falcon Scott 1911 - 1ª parte

(Carrera por la conquista del Polo Sur)


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letra capitular En 1907 Scott ya proyectaba regresar al Antártico. Su expedición de 1901 dejó en él el sabor agridulce de un proyecto no terminado. Tras escribir a la secretaría de la Real Sociedad Geográfica solicitando ayuda financiera para su segunda expedición, transcurrieron varios años hasta que su deseo se vio materializado, cuando el gobierno anunció a Scott una concesión económica con la que podría comprar un barco. Su deseo era adquirir el Discovery, pero la compañía propietaria se negó a venderlo. Después de considerar otras alternativas adquirió el Terranova.

El Terranova llegó a Melbourne el 12 de octubre de 1910. Previamente Scott ya había seleccionado los hombres que compondrían las dos partes de la expedición. La primera quedaría en el estrecho de McMurdo llevando a cabo trabajos de investigación, mientras la segunda realizaría el intento de llegar al Polo Sur. Un pequeño grupo de seis hombres llevado por Campbell denominado del Oriente, sería desembarcado en la tierra inexplorada del Rey Fernando VII, 400 millas al Este.

Robert Falcon Scott
Robert Falcon Scott
[Biografía
]

El mismo día en que Scott llegó a Melbourne se llevó un disgusto que no disimuló; en el correo llegaba un telegrama enviado desde Madeira el 9 de septiembre que decía: "me permito informarle que el Fram se dirige a la Antártida. Amundsen". Su cara palideció, le acababa de salir un serio competidor que además le llevaba ventaja. Scott consideró la acción de Amundsen desleal por no hacer públicas sus intenciones de acometer la conquista del Polo Sur. Amundsen había dado a conocer la idea de que se proponía una expedición al Ártico, cuando en realidad llevaba calladamente el proyecto de llegar al Polo Sur.

El noruego llegó a Chistiania a bordo del Fram el 9 de agosto de 1910 con 97 perros, una casa refugio en secciones y provisiones para dos años. Cuando llegó a Madeira sólo dos miembros de la tripulación, su hermano Leo y el comandante del buque el Lugarteniente Nielsen, sabían sus verdaderas intenciones. Antes de partir desveló a la tripulación en que consistía su proyecto, y dejó un telegrama para ser transmitido a Scott con instrucciones de no ser enviado hasta cierto tiempo después de partir el Fram.

Scott llegó a Nueva Zelanda el 27 de octubre de 1910, donde concluyeron todos los preparativos de equipos y animales: 430 toneladas de carbón iban en las estibas interiores, otras 30 toneladas apiladas en sacos en la cubierta superior, junto con tres trineos a motor que se iban a probar por primera vez. Montones de forraje y módulos de establos para los 19 caballos manchurianos, cinco toneladas de comida para los 39 perros, 162 carneros, lechones y otros tipos de carne, además de cientos de artículos variados, que tenían que ser estibados incluso en los dormitorios debido a la falta de espacio.

El 29 de noviembre de 1910 a las 16:30 partían para el Antártico. La mayor parte de estos hombres no volverían a ver nada de color verde hasta un año y medio después. Otros cinco no regresarían nunca más.

El Terranova, de Robert Falcon Scott
El Terranova

El 2 de diciembre sufrieron una tormenta huracanada que desmanteló prácticamente la nave. La carga de cubierta se movió y desestabilizó el barco peligrosamente. Las olas golpeaban con tanta virulencia que los perros rodaban por cubierta y se golpeaban fuertemente de banda a banda. El agua llegó a penetrar en los compartimentos interiores. Los ponys sufrieron más que ningún otro animal; cuando la tormenta amainó dos habían muerto y un perro se había perdido en el mar.

Pero los problemas continuaban, el agua había convertido el polvo del carbón en un lodazal y las bombas de achique estaban obturadas. Los hornos de las calderas tenían agua casi hasta su nivel, teniendo que ser apagados todos los fuegos por temor a una explosión, en los primeros momentos se temió la pérdida del buque. Finalmente, los hombres consiguieron desalojar gran parte del agua transportándola a mano al exterior mediante cubos. Mientras tanto, se pudo practicar un agujero en el mamparo por donde pasar las bombas, para hacerles llegar agua limpia con que aclarar las válvulas. Gritos de alegría se escucharon cuando el primer chorro de agua brotó de las bombas por primera vez. Se perdieron unos diez montones de carbón y 65 galones de gasolina y alcohol.

El 8 de diciembre se divisó el primer iceberg, y al día siguiente, en 65º 8' de latitud Sur, el Terranova entró entre los hielos. Durante las siguientes tres semanas la nave fue empujada y golpeada por innumerables hielos macizos, que obligó a consumir gran cantidad de carbón para conseguir progresar. Se emplearon veinte días en avanzar 600 km. El 30 de diciembre llegaron al mar de Ross.

El día de Año Nuevo el monte Erebus apareció a la vista, y el 3 de enero de 1911 alcanzaron el cabo Crozier. Intentaron desembarcar allí, donde habían planeado instalar el campamento de invierno, pero el mar estaba demasiado embravecido. La siguiente opción era el estrecho de McMurdo: rodeando el noroeste de la isla de Ross siguieron la costa hasta cabo Evans, a 23 kilómetros al Norte de la estación Discovery, donde tomaron la decisión de instalar allí los campamentos. El 4 de enero el Terranova se ancló al hielo y comenzó la descarga.

Se descargaron los primeros dos trineos motorizados que inmediatamente se utilizaron para trasladar las cargas al campamento. El tercer trineo que era el más pesado y voluminoso tuvo que ser que ser arrastrado por 20 hombres hacia la orilla, pero antes de llegar una abertura en el hielo se tragó el trineo que se fue al fondo del mar. La casa refugio se construyó muy rápidamente, medía 50x25 pies y 9 hasta los aleros. Se aisló con acolchados de algas marinas y se le dotó de estufa, cocina e incluso compartimentos independientes, en donde no faltó la estiba del vino. En dos semanas estaba construida y ocupada. El invierno se emplearía para desplegar un gran esfuerzo logístico y humano, que les permitiera llegar con éxito al Polo Sur en el siguiente verano.

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